Para incrementar la devoción por el santo, cerca de este lugar los frailes cistercenses construyeron una gran abadía, lindísimo ejemplo de arquitectura gótica, que funcionó hasta 1789, cuando el techo fue destruido y desde aquel año hasta hoy sigue siendo una grandísima iglesia antigua a cielo abierto, con todos sus muros, columnas y ventanas, pero sin bóveda.
La historia de Galgano está muy documentada en cartas de su época, el proceso canónico está documentado por escrito, la espada plantada en la piedra – que fue estudiada por especialistas – es de la época medieval. Entonces no hay duda sobre la historicidad de la figura del santo y del hecho de la espada. Lo que pasa es que esta historia tiene semejanzas con otra que es legendaria: la del rey Arturo y de los caballeros de la Mesa Rotonda, una saga nórdica bretona. También en ese caso se habla de una espada plantada en la piedra y llamada “Excalibur” que el joven rey puede llevar desde su sitio. Esta leyenda tiene semejanza con otras fábulas esotéricas y mágicas.
Así, en los últimos años personas que no tienen competencia histórica, y especialistas de magia, han publicado muchísimos libros sobre San Galgano y su espada, diciendo que su historia es mítica y mágica y considerando un lugar “mágico” también la espectacular iglesia sin techo.
Esoteristas, expertos en “teosofía”, en la interpretación de las estrellas, siempre más numerosos, acuden a este pueblo y convierten un limpio culto cristiano a un santo bien conocido, en una leyenda “mítica”, como lo denuncia hoy – con fuerza – el profesor Andrea Conti, que es el prior de la compañía de San Galgano.
Este es un ejemplo muy claro de cómo una cierta mentalidad moderna que no tiene más fe, termina creyéndolo todo y convirtiendo hechos históricos documentadísimos en leyenda. (Notimex).